La memoria en el espejo (Dedicado al Bicentenario de Chile)
I
La roja quimera que sepultó el viento
Es la tierra enamorada de la luna
La bandera sola que ilumina al desierto
En los secos paredones del olvido:
Trasmuta la sangre india que hierve, mixta
Violeta gime en las pétreas canteras
(Un tranvía llamado bicentenario encalló fuera de viaje)
II
Entona rondas de hermanos enterrados
Con lágrimas de nieve en los pastizales
Navíos detenidos a la vera del camino
Caminos bifurcados que nunca abrazamos:
Eres la patria dividida en islas secas
Pablo persigue mascarones a la deriva
(Un tranvía llamado bicentenario desteñido de mutantes)
III
Restos de astros se perdieron en los huesos
Los faroleros encienden calaveras en las calles
Los siglos caminan a su lado con dos caras
El mundo estuvo dormido entre los árboles:
Las almas como gotas cayeron infinitas
Vicente sobrevive a su vuelo indeclinable
(Un tranvía llamado bicentenario enmascarado de nómades)
IV
Nos observan ramales con raíces estacionadas en el infinito
Ignorando un abrazo solidario de millones de ojos milenarios
Marchando al galope impío de los frenéticos rieles del olvido
En la proa la esperanza y en la popa historias muertas, inermes
Diluyéndose en los espejos cóncavos, febriles, de la memoria
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