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LA SAL EN EL ESPEJO

Las heridas no se curan con un parche

Aunque lo coloques en tus ojos cerrados

Y jugar a la gallina ciega en un cuarto oscuro

Como cuando fuiste niña

Y pretendías crecer y ser árbol

Con mil ramas desplegadas al universo

Terminaste con una hoja quebrada y brazos desnudos

Con llagas en la piel, huesos marcados

La mandíbula rota, los dientes esparcidos por el suelo

Parecías el collar de perlas que perdiste

Ese que cultivó el río y se hundió en la tierra

O tal vez esa espuma de mar que lavó tus pies

Mientras buscabas pulguitas ocultas en la arena

Tú viviste en el desierto, sin alas para volver al mar

Vestida de negro y con el alma intranquila

Mientras a tu lado se devoraban unos a otros

Los cuervos que aguardaban lo que quedó de tus ojos

Y esa pequeña voz que le cantaba a la luna

A medianoche mientras todos dormían

Después de asesinar los sueños de otros

En sus lujosas mansiones

A costa de sangre y sin piedad

Con un rosario colgado en sus cuellos rebosantes

Detrás de cada lámpara hay un espejo sin vidrio

Donde se refleja tu rostro invisible, sin caminos

Un día cualquiera de un show cotidiano, grisáceo

Mientras Billie Holiday entona un blues desde su tumba azul

Y descubres que la sal escurre por tus pálidas mejillas















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Sobre Mí 

200811461_198553605513733_728541603106928698_n.jpg

Licenciada en Antropología ( U. de Chile), Diplomada en Filosofía( U. Alberto Hurtado), Post-grado en Ciencias Sociales (Ilades). Escribe poesía, cuento y narrativa. En 1979 obtuvo el Premio Borges de la Fundación Givré, en Buenos Aires

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