Octubre de Mariela Ríos Ruiz-Tagle
AMOR DE CALAVERAS
La calavera escucha música en su mundo calavera. Su gato calavera persigue calaveritas que corren por la tierra calavera. El cielo calavera sonríe. El celular calavera reproduce stickers calaveras y tu café calavera se pone celoso. Entonces la tarde calavera se enciende calavérica y estornuda. Le da temor la pandemia, reinado de calaveras putrefactas. El mundo calavera se duerme y en tu corazón de calavera azul palpita una ilusión de calavera, sin destino, ni causa, amada calavera no te temo, te amo y te desprecio. Amor de calaveras, esplendor cáustico, amor de eternidad, de atardecer, de crepúsculo, eterno amor de calaveras.
EL ÚLTIMO ACTO
Era una tarde de un día cualquiera. Transeúntes, autos, las propinas de siempre, la utilería necesaria para ejecutar malabarismos.
Acostumbraba a perfeccionar su arte, cada movimiento programado, cada gesto estudiado, el espacio, el lugar, el horario.
Esa tarde, mientras el semáforo se tornaba color rojo, la vida también enrojeció.
Cinco balazos y un último respiro en brazos de una joven enfermera.
Mi nombre es Francisco, le dijo a ella, balbuceando.
Un crimen más en un pueblo, lejano para algunos, cercano para otros. Un delito más que no constituirá prontuario para esos delincuentes ocultos en sus oscuras madrigueras resguardadas.
El último acto de un artista callejero, sin carnet, que residía en una carpa y que nunca necesitó sobrevivir en alguna siniestra madriguera, ni enrejarse, porque su único universo siempre fue vivir en libertad.
Comentario de Cine
EL CONDE
Director: Pablo Larraín
Actores principales: Jaime Vadell, Alfredo Castro, Paula Luchsinger, Gloria Munchmeyer.
Año: 2023
Netflix.
"Llevo años imaginando a Pinochet como un vampiro, como un ser que nunca deja de circular por la historia, tanto en nuestra imaginación como en nuestras pesadillas. Los vampiros no mueren, no desaparecen, tampoco los crímenes y robos de un dictador que nunca respondió ante la justicia".
Pablo Larraín.
Difícil encasillar en algún género a esta película, podría ser una comedia negra, podría ser un thriller, pero me inclino a pensar que esta película se podría definir como una sátira negra de la historia de Chile, una metáfora del país, donde se demuestra el poder del fascismo, a través del personaje de Claude Pinoche, con 250 años, vampiro, contrarrevolucionario francés, viviendo en el sur de Chile, y que pareciera dirigir a su familia al son de la marcha Radezky.
La majestuosidad de la fotografía en blanco y negro otorga una tonalidad casi gótica al ambiente de la película, una onda gore. Las secuencias de la historia se van tramando mientras el vampiro vuela como un superhéroe por sobre las ciudades, buscando devorar jóvenes corazones rojos. La actuación de Jaime Vadell es excelente, simboliza el sistema patriarcal con hijos patéticos intentando encontrar una oculta fortuna del padre, por medio de una búsqueda frenética e infructuosa por toda la hacienda sureña. Ellos representan la clase acomodada de Chile que intenta apropiarse de la riqueza del país, desechando objetos de gran valor histórico y patrimonial por bonos y o acciones, el predominio de lo material por sobre lo cultural.
La presencia de la monja, brillantemente interpretada por Paula Luchsinger, representa el poder de la iglesia católica (de nombre Carmen, como la “santa patrona” de Chile), intentando subyugar al vampiro que, aunque quiere morir, persiste en la atmósfera tenebrosa del país, pero cae subyugada ante el encanto de su oscuridad. Al menos, logra desentrañar los robos que durante el tiempo ha realizado Pinoche, al cual lo único que le preocupa es quedar como ladrón en la historia y no los crímenes que cometió. La fotografía es impecable. La escena de la monja volando, digna de un filme de Fellini, sencillamente bella en el mejor sentido estético de la palabra.
Esta sátira negra, irónica, representa una tremenda metáfora del país y sus instituciones. Una estética fenomenal con una fotografía intensa plena de horror y dolorosa hermosura. La actuación de Alfredo Castro en el rol del mayordomo Krassnoff impresiona e impacta.
Hay reminiscencias de grandes directores como Polanski, Wim Wenders y Fellini, además de varias alusiones a grandes películas, como la narradora en off, en idioma inglés, de Wuthering Heights.
Si bien la película adolece de lentitud y en algunas partes aparenta cierta incoherencia en la continuidad del relato, no le resta mérito para estar entre las grandes películas de Pablo Larraín, por su clima tenebroso, fotografía majestuosa, música, actuación y la trama de un tema que parece no fenecer, como un vampiro eterno, que succiona el alma de Chile: el fascismo.
Esta película está plena de simbologías que cada uno debe discernir, tiene muchas lecturas y en eso quizás radique la fascinación que otorga. Representa a Pinochet, como un personaje de la historia que quedará como un dictador criminal y su legado será no morir como mártir, como víctima, sino como un ladrón que nunca fue juzgado por la justicia.
Irónicamente se afirma que somos los ingleses de América del Sur, y viendo la película, medito si estaremos siempre destinados a repetir una y otra vez una historia de horror y sangre, como si el país fuese un vampiro destinado a nunca morir.
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