Tigresa
La llamábamos " Tigresa”. Tenía mal genio. Desde pequeña se agazapaba en cualquier esquina para gruñir y atacar a los intrusos.
Un día-recuerdo que llovía y hacía frío-escuchamos un rugido, casi un trueno a lo lejos, como si gigantes del Olimpo estuvieran batallando.
No supimos que sucedió, pero ese día desapareció " Tigresa”.
Se llevó con ella un colmillo roto de elefante, la uña de un tigre y la lengua de una serpiente.
Nunca la volvimos a ver.
El Zoológico está triste sin aquella gata amarilla; y yo no tengo a quien alimentar a escondidas, al fin de cuentas soy tan sólo el cuidador de la jaula de los tigres.
Mariela Ríos Ruiz-Tagle
(Publicado en Antología “Tigres para Juan”, año 2022, en Revista “Brevilla”)
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