UNA MUJER INVISIBLE
Transitó por senderos invisibles,
proclamando luchas invisibles.
Por blancas avenidas invisibles,
desechando amores invisibles.
Escribiendo poemas invisibles.
Abrazando jacarandás invisibles.
En un mundo invisible.
Enfrentando cegueras invisibles.
Bebiendo elixires invisibles,
que lograban hacerla más invisible.
Drogas invisibles en conciertos de rock,
la convertÃan en holograma invisible.
Mientras el guanaco vomitaba agua invisible,
los espejos invisibles reflejaban lo invisible.
Y su figura invisible se vertÃa
sobre la humanidad invisible.
Lo etéreo, la magia y el silencio, invisibles lloraban
lágrimas invisibles.
El todo y la nada, invisibles reÃan.
No creÃan que fueran invisibles y eran necios.
Una tarde invisible, se juntaron los invisibles,
y en un motÃn de invisibles,
declararon su reinado.
La mujer invisible se convirtió en reina, sin corona, ya que ésta era invisible.
La elevaron tanto, que perdió invisibilidad.
Cayó sobre el infinito invisible, y fundió sus átomos en el sol.
Durmiendo en los regazos soleados, pudo descansar.
No hubo más noche ni palabras, ni luna, invisibles.
Solo el universo amarillo la visibilizó por siempre en su seno.
Sin ser vista nunca más, por ningún ser invisible.
Ya que, por siempre es visible, la eternidad.