ÑU YORK
Mi barrio, ese latido estival.
Vendaval de primaveras.
Ciudadelas de la infancia.
Recovecos de niños deslumbrados.
Putas abandonadas en azuladas esquinas.
Guerrilleros camuflados en las enredaderas.
Detectives pálidos que apalean mochilas.
Miles de hormigas que invaden en verano las cocinas.
Esa araña asustada que masacraste en el baño.
Mi barrio, el de tantos, es una ilusión perdida.
Un tiempo deslavado con aroma a trenes.
Esos rieles abandonados en San Eugenio.
Cuando violamos sus vagones trémulos
Los autos abandonados en la comisaría.
Esos que nunca se vistieron de verde.
Y los aromos bajo los cuales te di el primer beso.
O cuando dije que te amaría por siempre.
Sin saber que esa palabra no estaba en tus libros.
Ñu York te nombro,
con voz delgada y blanca,
como las palomas grises, que mi madre alimentó en su balcón.
Y que ahora no existen.
Tampoco los zorzales ni aquel ave pariente del tío Agustín.
Aún nos quedan los parques, tan sólo algunos parques,
y con la mirada, quizás, retornar.
Comments