Fuimos un 80% de los que votamos en el Plebiscito de Octubre 2020, los que expresamos la voluntad soberana de escribir una Nueva Constitución a través de una Convención Constitucional, en la que se eligiera el total de los convencionales constituyentes por elección popular.
El 15 y 16 de mayo se realizó esa elección de constituyentes y mayoritariamente fueron las listas de independientes las que impusieron un nuevo derrotero para Chile.
Desde las élites políticas esto ha sido traumático, pues a partir de esa derrota reiterada, se asume en los partidos políticos del binominalismo, los mismos que amistosamente habían acomodado las piezas para seguir monopolizando la representación popular, que su tiempo había concluido.
La tozudez de la clase política, significó que muchos connotados políticos salieran del Parlamento para intentar incorporarse a la Convención Constitucional. Los partidos del Rechazo intentaron lograr ese tercio maldito que les permitiera vetar los cambios, llevando el proceso constituyente a la vía muerta. Pero fracasaron en su intento y quedaron atrincherados en una treintena de convencionales dedicados en su mayor parte a frenar y desprestigiar el proceso iniciado el 4 de julio.
La reacción está usando toda su capacidad mediática para enlodar el proceso, generando noticias distractivas, que denigran y farandulizan el trabajo que se ha venido realizando, destacando por su virulencia, las vociferantes intervenciones y ataques de Cubillos y Marínovic.
Nada de esto es casual. Junto con el manejo oscuro del presupuesto asignado para el funcionamiento de la Convención, la improvisación en la instalación de los elementos y equipamiento básico para su funcionamiento, se han ido sumando la generación agresiva de dichos agravantes y de amenazas en contra de Elisa Loncón, la Presidenta de la Convención.
Pero también ha habido fuego amigo, que surge de destempladas voces de la Lista del Pueblo, que han resistido abrir la mesa a la presencia minoritaria del grupo de derecha o Rechazo, creyendo que aislarlos era lo correcto sin darse cuenta que eso podría deslegitimar el proceso constituyente, arriesgando con ello el plebiscito de salida y, porqué no, una asonada golpista desde la ultraderecha.
Esta posición infantilista del grupo de independientes de la Lista del Pueblo, provocó que dos convencionales mujeres se descolgaran de esa coalición por no estar de acuerdo en usar la ley del Talión.
Elisa Loncón convocó a un diálogo desde el amor, donde se asuma la responsabilidad de estar creando un mejor país para nuestros niños. El mensaje ético prendió y la mesa integró a constituyentes del Rechazo, sabiendo que, en la deliberación, son las ideas y la razón las que van legitimando el proceso, en decisiones que van sustentadas en argumentos y acordadas al final democráticamente. Se aprecia en esta estrategia una inteligencia democrática que invoca la razón y no la fuerza.
La Convención avanza en la preparación de su Reglamento y se ha ganado mucho tiempo, pese a las zancadillas que ha puesto el stablishment. Tratar de blindar a la Convención de la contingencia ha sido otro desafío de la Mesa, toda vez que la política partidaria sigue enfrascada en la competencia electoral, en las primarias legales y privadas, en las listas parlamentarias y la elección presidencial de noviembre.
En los medios oficiales esto ha servido para bajarle el perfil a la Convención en la agenda noticiosa. Lo cual puede ser malo porque instala como relevante algo que juega sus descuentos, haciendo creer a la opinión pública que esto es lo importante, a la par que se presenta el proceso constituyente como desordenado, improductivo e innecesario si sigue vigente este otro escenario electoral tradicional.
Pero, a la vez, esta tendencia mediática puede hacerle bien a la Convención Constitucional en la medida que deja avanzar con menos ruidos e interferencias a las Comisiones, colocando las reglas para ir tomando decisiones a medida que avanza el trabajo de equipo. Pero, es necesario que se genere una comunicación fluida, directa y fehaciente de la Convención con las organizaciones sociales y territoriales, para que los medios oficiales no desinformen con chimuchina los avances del proceso constituyente.
Las fuerzas reaccionarias están colocando todos sus recursos para bloquear los cambios y preservar sus privilegios, la ultraderecha está provocando con esbirros que destruyen murales y memoriales a las víctimas de la explosión social del18 de Octubre de 2019. Todo el sistema se colude en agudizar la situación de abuso e injusticia y a esa provocación, lamentablemente, responden desde la emoción visceral, los grupos que tienen encima el dolor porque son los que han ofrecido sus vidas y sus ojos para abrir este camino que termine con la Constitución de la dictadura.
Hoy, defender el proceso constituyente es patriótico y revolucionario, es poder desmontar por la vía pacífica y democrática una dictadura que trascendió al dejar enquistados en la sociedad un modelo y una cultura individualista. Los partidos políticos han sido cooptados por el dinero. Pero, hoy hablamos de refundar el país, colocar la vida, la razón y la justicia como norte de este camino.
En este propósito, asumiendo que caminamos en un campo minado, sabedores de que el poder nos ve como sus enemigos, desde la base social, desde nuestro puesto de trabajo y convivencia, no nos traguemos sus noticias falsas. Codo a codo, espalda con espalda, unamos fuerza y espíritu para apoyar a nuestros constituyentes, cerrando filas en los cabildos, en los colegios profesionales, en las comunidades escolares, en los barrios y campos, para ir cada día escribiendo un párrafo más de este sueño colectivo, donde todos estamos invitados.
Hernán Narbona Véliz
Somos Poder Constituyente, Periodismo Independiente 31 de julio 2021.