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  • Jun 10, 2021
  • 6 min read

Lejos de ser un segmento socio económico consolidado y estable, la clase media baja colinda con los segmentos pobres de la población. Siempre al borde de la cornisa.

Y ante una crisis como la actual, tiene un alto riesgo de volver a caer. De acuerdo a estudios, este grupo representa entre el 40% y el 45% de los chilenos, tiene ingresos promedios por hogar que bordean los $600.000, están sobre endeudados y su situación laboral es precaria: menos de la mitad de los jefes de hogar tiene contrato.

Lo que han evidenciado las dos crisis que ha sufrido Chile -el estallido social, primero; luego la pandemia- es que gran porcentaje de la población está teniendo dificultades para obtener ingresos debido a la pérdida de empleo.

Muchos, por esa razón, no han podido cumplir siquiera con la cuarentena obligatoria. Eso mueve las aguas de la protesta social: a mediados de mayo, vecinos de El Bosque salieron a las calles a exigir al gobierno mejores paquetes económicos a las familias vulnerables y de clase media. Alegaban cansancio y hambre.

Entre un 60 y 70% de la población en Chile se autodefine como de clase media. Sin embargo, todavía no hay ninguna definición oficial que produzca un consenso entre los diseñadores de políticas públicas y los investigadores.

Los políticos se dirigen a la gran clase media como a un gran grupo homogéneo; sólo basta recordar el programa del Presidente Sebastián Piñera para la “clase media protegida” lanzado el 2019. Pero la realidad es que la clase media incluye varias capas y es muy heterogénea.

De ellas, hay una que es altamente vulnerable a las crisis y a los shocks económicos como los que estamos viviendo: la clase media baja. Es este segmento de la población, coinciden los especialistas, el que está en mayor riesgo de volver a caer a la pobreza tras la doble crisis. La Ocde ya lo alertaba en marzo: el 53% de los chilenos está en riesgo de caer en la pobreza si deja de percibir por tres meses su sueldo.

Según el estudio “Hacia una definición y caracterización de la clase media en Chile” de Libertad y Desarrollo, el 42,5% de los hogares en Chile pertenecen a la denominada clase media baja o vulnerable.

En cuanto a su nivel de ingresos familiares, obtienen entre 1,5 y 3 veces la línea de la pobreza; es decir,un hogar de cuatro personas gana entre $650.000 y $1.300.000. Si se hace un paralelo con los clásicos deciles del 1 al 10, donde el 1 es el más pobre y el 10 es el más rico de la población, la clase media baja se encuentra entre el tercero y el sexto.

Otra característica que identificó el informe de LyD fue el nivel de escolaridad de los jefes de hogar. Los sostenedores de este segmento tienen 9,6 años de escolaridad en promedio, lo que los ubica por debajo del resto de la clase media (11,4 años la clase media-media y 13,2 la media-alta).

María Paz Arzola, coautora del estudio y coordinadora del Programa Social de LyD, explica: “Es importante distinguir entre la escolaridad de los adultos y la de los niños. La cobertura educacional para los niños o adolescentes es más pareja. Los adultos vivieron en un Chile más desigual, por lo tanto tienen un nivel menor de escolaridad que ya no se compensó.

En realidad, ellos no van a volver a estudiar. Eso repercute en su capacidad de generar ingresos, el tipo de ocupación a la que pueden acceder, y a una mayor informalidad laboral. A su vez, esa mayor informalidad hace que enfrentan con menos certeza todos estos eventos desafortunados”.

Por su parte, el último informe de clasificación socio económica de la Asociación Investigadores de Mercado y Opinión Publica (AIM) dice que un hogar de clase media baja (C3) tiene un ingreso promedio de $1.000.000, que el 51% de sus sostenedores de hogar completaron la educación media y que el 80% pertenece a Fonasa.

De acuerdo a esta categorización, que es la más utilizada en la industria de la publicidad y el marketing, el 14% tiene acceso a tarjeta de crédito, el 45% posee vehículo propio y el 62% tiene un teléfono móvil con plan de datos.

Las comunas de la Región Metropolitana donde se concentran estos hogares son Quilicura, Conchalí, Renca, Quinta Normal, Lo Prado, Estación Central, San Miguel, San Joaquín, Pedro Aguirre Cerda, Maipú, La Granja y Puente Alto.

MUNDO LABORAL PRECARIO

El estudio LyD, basado en cifras de la Casen 2017, midió el nivel de formalidad laboral de los jefes de hogar en la clase media. El 40% de los jefes de hogar en el segmento bajo tiene contrato, comparado con el 50% y 55% de la clase media-media y la clase media-alta, respectivamente.

María Paz Arzola opina: “Yo creo que tenemos que sacar lecciones a largo plazo para cuando empecemos a recuperar normalidad. Y en ese sentido es bien importante el tema de la formalidad laboral. Al final, ésta es la que te permite estar protegido en tiempos de crisis.

Tenemos que de alguna manera generar incentivos para que la clase media mejore su formalidad. Te das cuenta cómo las circunstancias de crisis pueden hacer a una familia retroceder los avances que ha logrado en el último tiempo”.

Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo en que la formalidad laboral es un salvavidas en tiempos de crisis. El informe del PNUD “Desiguales”, publicado en 2017, dimensiona las diferentes desigualdades que existen en la sociedad chilena y realiza una “foto” acerca del mercado laboral actual. Rodrigo Herrera, economista y coautor del estudio PNUD, explica:

“Por un lado, tienes empresas muy buenas, donde los trabajadores pueden hacer carrera, tienen estabilidad laboral, son capacitados, tienen beneficios y tienen más salario. Son empresas grandes e importantes, pero pocas.

En el resto, la gente está trabajando en un segmento que es más bien de trabajo inestable. Son empresas más chicas, que tienen vaivenes, que no ofrecen estabilidad laboral, tienen mucha rotación y ofrecen menor salario”.

Es posible que muchos trabajadores asalariados de la clase media baja estén trabajando en el segundo tipo de empresas, dice Herrera. “Hay un grupo que hoy día se había podido insertar en el trabajo asalariado, pero que finalmente no va a poder sortear esta crisis.

La está pasando muy mal ahora. Piensa, por ejemplo, en toda la gente que trabaja en el retail y en servicios. Tenían contrato de trabajo y un horario. Tal vez tenían un salario que no era alto, pero lo recibían mes a mes.

Probablemente en su historia biográfica ellos venían de una mayor precariedad y hoy estaban en una situación más favorable, pero esta crisis los va a hacer retroceder probablemente a un par de años donde era más factible que se desempeñaran en la informalidad”.

¿Cuáles son las ocupaciones que generalmente toman las personas del sector medio bajo?

Según el mismo estudio, que toma como referencia datos de la Casen 2015, este grupo de la población obtiene trabajos asalariados manuales calificados y semicalificados en los sectores extractivos, secundarios y agroindustria. Por ejemplo, pueden ser albañiles, mecánicos y mineros.

También obtienen empleos asalariados no manuales del sector servicios. Se destaca en esta categoría a los vendedores de retail y secretarias.

¿EL SUEÑO DE LA PROPIA VIVIENDA?

El acceso a la vivienda propia para la clase media baja puede llegar a ser complejo. Por una parte, este grupo no es beneficiario de las viviendas sociales 100% subsidiadas (DS49), ya que están dirigidas a la población 40% más pobre del país. Y por otro lado, el subsidio de clase media (DS1) va a depender de la capacidad de ahorro y el endeudamiento que tenga cada familia, ya que este subsidio opera a través de un crédito hipotecario, un monto de ahorro y un monto de subsidio.

A mayor valor de la vivienda, mayor es el monto de ahorro y el porcentaje de crédito hipotecario, explica Yessenia Millones, arquitecta de la Fundación Vivienda.

“Este último punto se vuelve relevante a la hora de solicitar un crédito, ya que se deben cumplir con los requisitos exigidos por cada entidad financiera, que van desde ingreso mínimo promedio de 500 mil pesos, tener antigüedad laboral, buenos antecedentes comerciales, no tener deudas, entre otros, más una capacidad de ahorro mínima exigida”.


(TEXTO DE HACE UN AÑO RECOLECTADO DE FACEBOOK DEL AUTOR)


 
 
 
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  • Jun 3, 2021
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Carabineros sigue en orbita,hasta cuando digo yo,quien le va poner el cascabel al gato.Debe intervenirse ya.Todos enfrentan cargos por millonarios cohechos y asociación ilícita. Se trata del general (r) Manuel Valdés Pinochet, exjefe nacional de Tránsito y Carreteras; el coronel Ricardo Barriga Benavides, jefe de la prefectura Maipo y al cabo Sergio Ulloa Domínguez, ambos dados de baja. El último de la lista es el comandante, también separado de la institución, Marco Meneses Vergara que fungió como jefe de gabinete -entre 2019 y 2020- de la Secretaría General de Carabineros. Un cargo clave desde el cual emitía órdenes a distintas unidades para aumentar el retiro de vehículos favoreciendo a la empresa ACN, cuyos socios también están imputados. Una suma de hechos donde confluyen narcos, un testaferro que blanqueaba capitales de la droga, un homicida, oficiales de unidades de comunas como Huechuraba, Puente Alto, Pudahuel, entre muchas otras. Hay propiedades a nombre de familiares para evitar que fueran detectadas, autos millonarios y montos que aún faltan por determinar. La organización criminal verde oliva, hasta ahora, es más grande de lo que se pensaba.todos se les impuso el arresto domiciliario nocturno, arraigo nacional y la prohibición de contactarse.No son los únicos imputados y formalizados en el caso. Lo están también los socios de ACN José María Williamson Poblete y el excabo de Carabineros Francisco Cortez Lovera. Ambos lo están por soborno agravado y asociación ilícita respectivamente, pero a este último se le agregó el lavado de dinero. La firma habría obtenido como ganancias más de 200 millones.



 
 
 
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  • May 27, 2021
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En la república que vivimos en nuestra adolescencia, la educación era la opción de movilidad social y había becas o gratuidad para los estudiantes capaces, que proveníamos de hogares obreros. Nos formamos en una Universidad que tenía compromiso con su entorno, había debate, se esgrimían visiones de mundo, se discutía con vehemencia, pero con respeto cívico. Hasta que se rompió la convivencia y vino el oscurantismo mercantil. Los viejos líderes revolucionarios se dieron cuenta que para una movilidad social express, bastaba con cruzar la vereda y servir al adversario ideológico. Así lo hicieron y sus aspiraciones ya no fueron vivir en Ñuñoa sino en la Dehesa. Ya no fueron dirigentes poblacionales de la Legua, sino miembros de Directorios de Corporaciones Multinacionales. En el exterior aprendieron a coludirse con los intereses del neoliberalismo global y adecuaron su discurso para vestirlo de "realismo político" de"pragmatismo" de "la medida de lo posible". Ese es el fondo emocional de la frustración de la vieja izquierda, el haber sido traicionados por líderes que archivaron los sueños de una sociedad más justa y todos los proyectos alternativos que ello implica, para ser serviles administradores del modelo, generando flujos secretos de dinero como participación en los negocios, manteniendo un rol de dique frente a las demandas sociales, embolinando la perdiz con cambios menores, pero sin tocar ni en lo más mínimo la esencia concentradora del modelo. Esa izquierda se desconcertó, se pasó al PRO y por eso ganó Piñera. Pero en estos dos últimos años cayeron las caretas y todos desnudos en la plaza pública quieren disimular sus inmundas conductas, su traición de fondo, su alianza servil a los amos que manejan los hilos del poder. Es la esencia de lo que vive Chile y la esperanza débil pero necesaria, es que partidos nuevos, como Revolución Democrática, movilicen a las urnas al 60% que se abstuvo hasta ahora, para poder quitarles el poder a ambas corrientes que nos dominan. Como en España, de la indignación a las urnas y a pelear por reformas de verdad, con nuevos representantes republicanos, honestos y con voluntad de servicio público. La Decencia al Poder.



 
 
 
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