En los momentos de deseo, momentos que la adrenalina está por sobre la nariz sangrando, cuando la muerte te está acechando, escapas por las paredes tratando que la yuta no te alcance, inhalas, e inhalas hasta que la cabeza te revienta, te intoxicas en alcohol y tabaco, te sientes dueño del mundo y solo eres un miserable insecto con una buena mano donde comprar.
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