A SANGRE FRÍA
Los que volvieron…
retornaron con los ojos opacos…
las piernas cansadas y el espeso silencio
hablaba por sus bocas.
Bocas abiertas… sin decir nada.
Cada centímetro de sus pieles,
lo hablaba todo.
Mataron a sangre fría…
a quiénes no tuvieron más arma qué su selva,
sus estrellas, sus árboles sagrados, sus guanacos, sus tierras. El horror estaba impreso en sus gestos, en esos ojos secos, que bese con amor.
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