Atacama
Aquí estoy tendida en
el desierto de Atacama,
pendiendo de un hilo mi vida
que se atraviesa por mi garganta.
La gente me busca, pero yo no los busca.
Mi cuerpo es débil… Mi mente es la
que me sostiene.
La sal y la tierra de Atacama
comienzan a roer con ganas
mi alma.
Mi instinto de seguir aquí es tenue…
Solo espero a la noche con su mar de estrellas
que me abrazan. Nuevamente, el silencio es mi mejor amigo. Me gusta sentir el frío del atardecer
así siento que aún respiro…
Mi falda se levanta por la brisa de Atacama mostrando unas piernas que corrieron tanto, que se resbalaron y, luego, tozudas, volvieron a correr.
Llegará el momento que se apague mi reloj tutelar [en que vuelva a mi origen… A ser simplemente polvo de alguna inoxidable estrella.
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