DEMOCRACIA AZUCARADA

Allí estaba mi silencio sacudido… por enormes pensamientos. Y la cruz del Sur miraba sorprendida… Ellas corrían laboriosas, no pensaban en mí.

Las abejas creo estaban en su bendito progreso reaccionario. Observarlas…me hacía más tolerable el paso de mis horas, mi mal dormir. En ese candor y esa grandeza, se contiene la vida de las abejas… Y en la democracia de las abejas yo, no cabía… En las nectaríferas encontraba siempre, una tomando una gran siesta, soñaba que era la Reina y viajaba por suculentos jardines…

Probando los más exquisitos néctares. Al finalizar yo y la creo que soy… nos levantamos…

Ellas siguieron en su perfecto teorema azucarado.