Espalda de océano
De mi espalda nació una ola…
de mi alma un océano.
De mi espalda saltó un conejo,
con tetera y dos tazas…
Y mi alma me dio una ola ondulante
para surfear.
Finalmente, después de tomar té con el díscolo conejo
veo al gigante océano, con toda su naturaleza oportuna,
salada.
¡Podrás encontrarme en la sonrisa invertida de un pez o en la boca ancha de una Tanu…grita el conejo de mi espalda!.
Y a mi búscame en lo cotidiano de un caballito marino.
Proseguí amontonando salmones, jureles, reinetas…personas extrañas, y más de alguna reina Tanu.
Mar océano…
él me sigue, yo lo sigo.
Silencio impecable, rugir eterno, oleaje profundo.
Útero fecundo de mi aprendizaje.
Una súbita ola mira, roza tiernamente mi frente.
Entro mi cerebro, mi alma en tu boca salada…
y de allí no salgo más.
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