SIMPLEMENTE LOS ANDES
He llegado una tarde color durazno,
fría y transmutada.
La calle larga me espera.
Me allego al acogedor Racconto, esperando un café que no llega.
Llega la mano generosa, el abrazo honesto, desde el Aconcagua y San Esteban. En Coquimbito quizá encuentre una nueva palabra, una yuxtaposición del alma y el cuerpo. O quizá sea la terraza de Gabriela.
Estoy aquí en mi auténtico silencio,
abrigada por los cerros cotidianos de esta amable geografía.
Qué se ha hecho, mi residencia por estos días.
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