En las rocas, con una bebida blanca y sin resolver, contundente, taxativo,
así partimos la conversación.
El bar comme il faut, con una luz exangúe,
la mesa de madera con claras heridas de guerra,
mi mano y la tuya,
el mozo nos examina en el aburrimiento de la tarde,
nos lanza un comentario, se ven interesantes,
comienza a inquirir sobre muestras vidas,
luego nos abandona a roer su información.
Nos miramos, interesantes,
si tal vez, impredecibles,
tal vez inesperados,
quizás afortunados, muy libres.
Me tomas la mano,
pides otra ronda con gesto profesional,
nos miramos a los ojos sin hablar.
El alcohol nos pone aun mas interesantes,
el mozo parlanchín pide más detalles,
y nosotros ahí condescendientes,
le regalamos unos datos,
fascinado no rellena los tragos.
Tú me demuestras tu interés con un beso en los labios, yo el mío acariciando tu nuca muy despacio,
Va la tercera ronda, el bar vacío,
Y nosotros interesantes
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