Independencia
No tenía padres.
Eso la había definido en la primera infancia.
Las otras niñas tenían una variedad y cantidad de parientes relevante, los lucían como una posesión valiosa, citaban a menudo eventos en que el padre intervenía como una suerte de Batman salvador.
Ahora crecida, no tenía marido, las mismas niñas, adultas, narraban episodios en que el hombre proveía de protección y suministros, algunos incluso lujos, solo con dar una suave inflexión al tono de la voz, las peticiones eran satisfechas.
Sentada en el hall del Banco, mientras revolvía con suavidad su café, observaba los movimientos de la gente en el cowork space, todos clientes, mediana edad, satisfechos de la vida.
Se acercó a la caja, saludo sonriente, puso frente al empleado la querida pistola máuser del abuelo, en la puerta su amante bloqueaba el paso con una pajera.
Ya le había dicho la abuela, lo mejor es ser independiente.
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