top of page
Buscar
Foto del escritorPaulina Correa

VOLUNTAD

Se levanta, abre la ventana, es un bonito día, busca entre la gente que pasa, ajusta la mirilla y dispara. Junta los postigos y deja fuera el griterío.

Una buena ducha, un café con huevos revueltos, afuera ya se siente la sirena de la policía, como siempre no tendrán forma de encontrarlo, se vuelve algo aburrido, todo se ha vuelto plano, hasta matar. La mirada en el techo, esos segundos de vida perdidos en nada, en los últimos meses el encierro había estado lleno de ellos, el trabajo estaba parado, nadie quería contratar un asesinato en tiempos en que la gente moría gratis.

Quizás un cambio de vida, tanto se habló que las personas saldrían cambiadas, él no, con la apertura todo volvió a sus cauces normales, la gente volvió a llamarlo para saldar cuentas, saciar odios, nada angelical se posó sobre sus almas, al fin todos eran seres humanos, cinco meses de encierro no logran hacer grandes milagros, lo sabía él que había estado preso varias veces, al salir solo era lo mismo.

Esta vez, que todos habían estado enclaustrados, se sintió más acompañado, tomó unos cursos de jardinería online, durmió, se repuso del trabajo de los meses pasados, navidad y fin de año siempre la gente decide ordenar sus asuntos. Había mirado unas parcelas en venta, quizás ya era el momento de asentarse, tenía algo guardado, podría comprar y cultivar un huerto, quizás era mala idea, la misma mano que mata no da vida, o tal vez sí, quién sabe.

El apart hotel es cómodo, como todos los lugares en que se queda, no le gusta escatimar, además está justo al frente de la oficina de su objetivo, que menos mal a pesar de la mascarilla era reconocible por su vestuario un poco chillón, quizás a qué se dedicaba, nunca se sabe nada de ellos, pero le facilitó la tarea, con esos colores imposible fallar.

También en estos meses pensó en una mascota, un gato, algo que acompañe y no de molestias.

El bolso está listo, el check out es rápido, lo esperamos pronto le dice el conserje, asiente, nunca vuelve al mismo lugar.

El auto sale al callejón, es increíble, aún no llegan a levantar el cuerpo de la calle de enfrente, son lentos, dobla, pasa junto a la policía que no le hace ningún control.

Entra por un barrio residencial, la gente haciendo fila frente a los mercados, la distancia social, las caras cubiertas, un agradable día de primavera. Al pasar lo ve, se estaciona de inmediato, se baja sigiloso, de un movimiento firme toma al gato que languidecía tomando sol, es hermoso, tonos dorados y unos ojos verdes amarillentos, lo pone en el asiento del copiloto, el animal maúlla perplejo, los dos se miran.

Realmente un buen comienzo, ya tiene el gato, se ve que es callejero como él, pasan a una veterinaria, le celebran que haya adoptado al animal, lo revisan, le ponen vacunas, sale con un collar negro, Rex, ahora se llama Rex, carga el alimento, la camita, unos juguetes. Rex lo mira desde su asiento, parece encantado.

Frente a una plaza una casa con antejardín se ofrece en venta, llama al número, el vendedor justo la está mostrando, es antigua, pequeña, pero tiene unos árboles en el patio trasero, unas matas de hortensia y un espacio de terreno que imagina de inmediato lleno de lechugas y rábanos.

El precio es adecuado, él y Rex necesitan algo así, el vendedor toma los datos, se ve que el comparador es un hombre ordenado, no habrán bancos, pago directo de su cuenta, una persona solvente.

Quedan para la Notaría al día siguiente, Rex y él han encontrado un hogar.

Pasan la noche en un hotel que admite mascotas, Rex se duerme a su lado, ha sido un día intenso para ambos.

Al despertar toman desayuno juntos, el gato lame feliz el plato con alimento húmedo, sin duda el humano es de lo mejor.

La empleada les lee la escritura a las partes, se realiza el pago, el vendedor se despide feliz. Hombre y gato se instalan en la casa, las habitaciones se van llenando de muebles cálidos, el nuevo dueño pasa tiempo en el jardín, ambos toman sol, descansan y se van conociendo.

Primer control veterinario, la doctora es amable y simpática, Rex se deja acariciar y se frota con su computador mientras hace la receta, buen signo, la invitan a comer a la casa.

Gato y hombre están atentos, ella llega y la cena va de maravillas, el jardín los recibe a los tres, luz de luna, de un gesto decidido nuevamente él la abraza y decide que es justo lo que falta para completar su vida.

Es un bonito día, el abre la ventana, Rex duerme a los pies de la cama, ella ya está lista para partir a la clínica, los tres toman desayuno, llevan seis meses viviendo juntos, él ha puesto un pequeño negocio de flores y plantas. Se despiden en la puerta, él saca una pala, abre un hoyo al fondo del patio, solo por si necesita algún día, entierra la caja con sus armas de trabajo, encima planta una camelia rosada.

Con Rex cocinan toda la mañana y luego descansan al sol, el celular notifica la llegada de un mensaje, lo lee, acaricia la cabeza de Rex, luego piensa que quizás deba cambiar la camelia de lugar y responde ok al mensaje.





9 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page