Ni yo soy Fermina ni tú eres Florentino,
Ni el amor todo lo puede, ni el amor es para siempre
Este encierro no es voluntario,
ya no somos los jóvenes encerrados en la habitación de una vieja pensión
para devorarnos con hambre ancestral
acá estamos, enfrentando nuestros peores miedos
volver a estar solos sin poder evadir la mirada inquisidora del otro
lanzo balas cuando separo mis labios
lanzas flechas cuando separas los tuyos
ya no es el cansancio la excusa
ya no es el viaje de negocios la escapatoria
estamos obligados , a en esta trinchera de 90 metros cuadrados,
a enfrentarnos, a mostrar nuestras armas ocultas
los rencores aparecen y se convierten en nuestras sombras que nos persiguen en
cada espacio de la casa
somos la versión zombie de Romeo y Julieta
a punto de devorar nuestros cerebros con silencio absoluto
arrastrando nuestros cuerpos hacia una tumba llamada cama
donde brota el olor a humedad de sudores fríos
de ausencia, de muerte
así andan las horas, tengo en la pared una pizarra donde voy tachando los días que van pasando y finjo que son los proyectos que voy entregando
¡el distanciamiento social no sirve!
llevo 5 años practicándolo
y el virus del desamor aun no muere
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