Dacia Maraini nació en Fiésole, a 8 kilómetros de Florencia, en la provincia de Toscana. Es un lugar muy conocido porque es etrusco-romano, de mucho turismo y en donde existen todavía partes del muro etrusco, las termas y el teatro romano.
Su padre era un etnólogo orientalista, Fosco Maraini y la madre una noble siciliana, pintora y galerista Topazia Alliata. La abuela materna se llamaba Oria María Amelia Sonia Ortuzar Ovalle de Olivares, cantante lírica hija de un diplomático chileno.
Siguiendo al padre, toda la familia se trasladó a Japón en 1938, año de la segunda guerra mundial y los trágicos acontecimientos no faltan sobre la familia Maraini que en 1943 es internada en un campo de concentración, sufriendo una larga agonía.
Después de la liberación, la familia regresa a Italia, y se establece en Sicilia, al lado de los abuelos maternos de Dacia y donde se dedica a los estudios junto a sus hermanas. Años más tarde los padres se separan, el padre se traslada a vivir a Roma y para Dacia la esperanza de seguir al padre que era su sueño constante, solamente lo realiza al cumplir dieciocho años.
En Roma continua sus estudios del Liceo y para ganar algún dinero trabaja como secretaria o como periodista. Al cumplir 21 años, junto a otros jóvenes escritores e intelectuales, funda la Revista Literaria “Tiempo de Literatura” y comienza a colaborar en otras revistas de la época.
En 1962 publica su primera novela “Las Vacaciones” pero solo al año siguiente tiene éxito con su novela “La edad del malestar”. En 1990 publica “ La larga vida de Mariana Ucria”
En los años sesenta comienza a publicar sus primeras poesías y se acerca al teatro para el cuál escribirá treinta obras, incluso llegó a fundar un teatro organizado solo por mujeres. Así comienza su actividad feminista.
Se une sentimentalmente al escritor Alberto Moravia, su compañero de vida hasta los años ochenta. En el transcurso de su vida, tuvo contacto con personajes notables, como Pier Paolo Pasolini, o Maria Callas.
De Dacia Maraini hay que tener presente su infancia en Japón, su reclusión en un campo de concentración, donde entró en contacto con sufrimientos psíquicos y físicos. Su éxito comienza en los años sesenta, en una intensa actividad que permanece hasta ahora.
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