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Writer's pictureentre parentesis

Enredadera de ensueño

en un mágico recodo del Pacífico.


Ciudad fresca, vibrante,

de mil secretos escondidos

en la sutil embriaguez

de sus barrios empinados


Torbellino de sonrisas

Invitando a la aventura lejana


Valparaíso,

Relampaguear multicolor en las fiestas

Reflectores curioseando las galaxias

Cerros cubiertos de metáforas.


Metáforas en busca de luciérnagas

rasgando la sombra quieta de la noche

con el murmullo incesante de la brisa,


Fantasía que se desliza

Por los cables dorados

de los ascensores

hacia la frontera diamantizada

del horizonte


Colegio Rubén Castro, 1963.



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Writer's pictureentre parentesis

Naranjas cotidianas, mis recuerdos, son zumo embriagador, traen espejos. Tintinean las poncheras, un cojo se menea en una pierna, un piano suena, salta la cumbia, apretados merengues, caderas que se cimbrean. Momento de bailes voluptuosos, de propuestas.


Destiñendo de la jarana, mi prédica en un sofá era monserga. Que duró un suspiro, hasta que apareció ella, toda piel por descubrir, adulándome sus ojos mentirosos, invitándome con sabia sutileza a recorrer sus montes sin fronteras.


La tibieza de sus muslos marcó mis noches. Su cuerpo redondo fue archipiélago, sus caricias primores descubiertos. Su aroma de señora de experiencia fue un tentador regalo, vino añejo.


Toda mi cordura claudicaba en ella, su fuego arrasaba catecismos y dejé de preguntar leseras, que porqué, que cuándo y si de esto algún día te salieras.


Extraño fornicar por sus estuarios, saboreando piel canela, bocetos de altiplano o de candela. Desprejuiciado y loco, escapando de novias pretenciosas, la tuve acurrucada sin premuras, escuché respetuoso sus historias de viajera.


Quiero dar las gracias a ella, gran meretriz, hembra primera, gran amiga desconocida, conversadora, paciente, de mi libido habilosa forjadora.


Gracias a ella por sus lecciones tibias. Gracias por mostrarme su arte que dejó allá arriba mi autoestima. Gracias por haberme aceptado, universitario sin cigarros. Y, sobre todo, gracias por haberlo hecho gratis, compasiva.





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Writer's pictureentre parentesis

Por un despeñadero,

Intentando que no se rompa

mi vaso medio lleno,

me acurruco al sol

y como un náufrago sediento

recupero el fuelle

sobrevivo al miedo


Malabarista de semáforos vacíos

aferrado a los abrazos prohibidos

torpemente,

esgrimo una súplica,

prendo un cirio

y escarbo,

borracho arrepentido,

un evangelio

Claudico ante el horror

y tiemblo,

desprovisto de tiempo

Clausurado y restringido

se marchita mi proyecto

Estoy ordenando, sin sentido,

buhardillas que almacenan

la indescifrable soledad del siglo


Mientras, va surgiendo

a borbotones

una pena recóndita

Retumbando en escalofríos

las burdas promesas

del olvido


En un soterrado e irónico preludio

Avanzo inexorable hasta el hastío

Lamentando las ausencias que crecen

Sollozando por plazoletas

un adiós trunco

Sintiendo que los puentes

se desmoronan entre silbidos

Y los colores renuncian a la luz

La palabra tartamudea de terror

Se socava toda regla


Se disuelven los argumentos de la historia

El reloj de arena se ha volcado

Y las hormigas preparan sus imperios

La humanidad inclina sus espaldas

Y un ojo cíclope la hipnotiza y guía


Caen las gárgolas de catedrales en llamas

El oro no alcanza a comprar una puesta de sol

Los humedales se esfuman en protocolos de muerte

Las quebradas se fracturan de silencios

La penúltima página se está rasgando en impotencia

Por los cementos de las urbes se quema los pies una utopía





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