Una feroz elegía / escribirán a mi muerte.
Norge Espinosa.
Los derroteros por la escritura acompañan a quien es una cátedra del magisterio y la décima en Mayabeque y Cuba. Hija Ilustre de la Ciudad Condal de Jaruco desde 1996, Encarnación de Armas Medina nació el 18 de agosto de 1933, por lo que este año cumplirá 89 años, motivos más que suficientes para homenajear a una verdadera reina de la espinela en la Isla. Fiel exponente de una tradición que forma parte de la herencia española en este gran ajiaco cultural que es nacionalidad cubana.
Licenciada en Maestros Primarios, desempeñó su labor pedagógica por más de 30 años. Es fundadora de la Emisora Radio Jaruco donde ha escrito y asesorado el programa campesino “Fiesta en la Cooperativa”, con el que ha merecido –además– múltiples premios en los Festivales Provinciales y Nacionales de la Radio. A pesar de la edad “Encarna” –como la llaman cariñosamente sus amigos– sigue multiplicando amor y décima no solo en su localidad, recientemente participó en el Evento Grito de Mujer 2022 que tuvo lugar el día 31 de marzo en la Comunidad “EL Fanguito en La Habana.
Mujer que como ella dice que para salvarse de un mito sigue buscando sus huellas, siempre ha participado en actividades de las distintas instituciones culturales, políticas y de masas que la han convocado tanto en el municipio donde nació y reside como en otros municipios de la provincia y de toda Cuba, llegando hasta Museos, Librerías, Casas de Cultura, Escuelas, Centros de trabajo y Penitenciarios…, etc. en lecturas poéticas, peñas culturales y campesinas.
La cadencia del verso de Encarnación lleva el sonido de la lluvia y la frescura de la palabra escogida para quedar a partir de su sencillez. Sin escribir para premios y reconocimientos, múltiples han sido. En 1994 fue galardonada con el Premio Nacional Cucalambé por el poemario “Beso que desata luz”, siendo la primera mujer en recibir tan importante distinción, cito la primera décima del poema que da nombre al libro: “Beso que dibuja el alba/ cuando presiento el ocaso./ ¿Qué epidermis de regazo/ le tiende red a mansalva?/ Beso que condena y salva/ en el margen de un minuto./ Transgresión de lo absoluto./ Beso que rueda en la sombra / es silencio que me alfombra/ con cascabeles de luto”. Participó en el Primer Concurso Nacional de Glosas y Pies forzados Jesús Orta Ruiz donde mereció el lauro de glosas con el poema “Soliloquio en la distancia”; en 1998 resultó ganadora del Concurso de Décima “Chanito Isidrón”. En otros certámenes nacionales como Ala Décima, Décima al filo y Modesto San Gil de Ciego de Ávila ha resultado premiada. En el 2005 le fue entregado el Premio “Pupila Insomne” por la obra de toda la vida. Su obra se encuentra recogida en importantes periódicos y revistas de Cuba, México, España y otros países. Entre los libros publicados se encuentran: Mujer, 1992; Tengo un Ala, 1993; Abril no tiene la culpa, 1998; Atisbos desde el desvelo, 2002.
Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), de la Fundación Nicolás Guillén, de la Sociedad Cultural José Martí, de los grupos: Silvestre de Balboa de la Casa Canarias y de la Décima de “Alamar”, pertenece a la Asociación de Pedagogos de Cuba y a la Asociación Cubana Amigos del Libro. Se ha destacado por su peregrinar en eventos y festivales de todas las categorías, entre los que podemos citar: XII Festival de la Cultura Caribeña en Santiago de Cuba, Encuentros Provinciales y Nacionales de Escritores y de Talleres Literarios donde ha sido jurado. Mientras que en su natal Jaruco fue profesora y promotora del Taller de Repentismo, segura que: “Queda siempre alguna rosa/ para después de mañana,/ cuando se lleva una carga/ de milagros en el tiempo,/ y persisten los recuerdos/ hasta en la nada” .
Doña Encarna con esa sabiduría popular que le acompaña y su infinita vocación por el magisterio ha llevado ante todo y sobre todo en el corazón y las maletas, la décima. Imponiendo su propio sello donde el lirismo y el ritmo caracterizan la obra. La musicalidad del verso enfatiza el sujeto lírico, equilibrado en los diferentes discursos, ya sean existenciales o de temas coloquiales. La espinela es para esta mujer caricia, flor, pasión, desvelo y fe de vida.
Abril no tiene la culpa
Voy hacia abril. En su centro
puedo decir que te miro.
Tal vez me ofrece un suspiro
las señas para el encuentro.
Estoy usando por dentro
la ropa que más me ajusta.
Rompo una barrera adusta
con el golpe de un alarde
y de pronto soy cobarde:
parece que abril me asusta.
Abril deposita el cielo
más cerca de mis zapatos
y derrama entre recatos
la llovizna de su celo.
Te nombro. Evoco un pañuelo
con huellas de madrugada,
sombra tuya acumulada
en la espera, se disuelve.
Cierzo de ausencias me envuelve.
Es abril y tú eres nada.
Abril no tiene la culpa
que casi escondas el fuego.
No sé si deambula un ruego
donde cabe una disculpa.
Costra de sueños sin pulpa
para un viernes en espera.
Abril busca la manera
de ser ala y poesía.
Tú no estás y todavía
existe la primavera.
Soliloquio en la distancia
Tu proximidad lejana
de luna viene hasta mí
cuando al par que estoy aquí
me estoy viendo en tu ventana.
Jesús Orta Ruiz
(1)
Poeta, pido a la muerte
en abstinencia de luto,
que me conceda un minuto
el privilegio de verte.
Quiero conocer tu suerte
donde el tiempo deshilvana
un susto de arruga y cana
del humano desnivel,
y palpar sobre mi piel
tu proximidad lejana.
(2)
Ven, que septiembre te nombra
desde su giro postrer,
y augura tu renacer
por encima de la sombra.
La otra vida no te asombra
si llevas la luz en sí,
yo sé que estás por ahí
rimando todo lo bello,
cuando un errante destello
de luna viene hasta mí.
(3)
Te siento cerca. Quién sabe
si en escape del panteón,
por una resurrección
de laúd, guitarra y clave.
Eres en un nuevo enclave
la fotocopia de ti.
Puedo contemplarte así
a través de una fragancia.
Soliloquio en la distancia
cuando al par que estoy aquí.
(4)
Quédate donde yo pueda
en un milagro precoz,
creer que existe tu voz
porque en lo inmortal se hospeda.
Deja que el mundo en su rueda
siga rumbo hacia el mañana,
mientras en jira temprana
sin saber si muero o vivo,
cuando una décima escribo
me estoy viendo en tu ventana.
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