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ANTONIO RUIZ PRETEL (España)

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    entre parentesis
  • 29 dic 2024
  • 3 Min. de lectura

Nació en Madrid. España en el 1954, ecologista, trabajó en el Sistema Nacional de Salud en destinos rurales durante 40 años.

Alcalde del Municipio de Arenas. Málaga durante dos legislaturas.

Presidente de la Cruz Roja de Vélez Málaga


PUBLICACIONES:

Los Cuentos de Mailen 2023

La patatita que quería ser mamá

Crónicas Y Leyendas De Un Alcalde De Pueblo

Arenas con Encanto-


Colectivos:

La Tortuga Juanita 2024

No Olvidemos Soñar 2023

Murmullos de abeja y miel

TONINO Y HUMBOL

UN OCEANO DE AVENTURAS


LA CUCHARA DE PLATA


En una pequeña localidad costera de Chile, vivía una niña llamada Carmen, apasionada por la historia. Siempre que podía, iba a mirar el mar. Se sentaba en la playa y dejaba que las olas acariciaran sus sueños de encontrar un galeón español lleno de riquezas.


En la escuela, Carmen había aprendido sobre el galeón ‘Nuestra Señora del Buen Consejo y San Leopoldo’, conocido como ‘Oriflama’. Este barco partió desde Cádiz rumbo al puerto peruano de Callao en 1770, pero terminó hundido frente a la costa de Curepto, en la región del Maule. Según las crónicas, la nave transportaba cristalería fina, cuchillería de oro y plata, ropajes decorados con oro, lujosos muebles y más de 50 cañones.


Un día, mientras Carmen soñaba despierta con hacer submarinismo y explorar los restos del galeón, un joven y bello delfín se acercó a ella. Saltaba y movía la cabeza con alegría. Carmen se fijó en él y, para su sorpresa, el delfín le habló:


—Soy Tonino y sé lo que estás pensando. Me encanta que seas tan estudiosa y que te guste la historia. Cuando seas mayor, podrás cumplir tus deseos. Ahora, toma esta cuchara de plata que encontré en el galeón español. Es para que recuerdes que, estudiando y esforzándote, tus sueños se harán realidad.


Carmen, encantada, volvió a su casa y escondió la cuchara de plata entre sus ropas. Cada mañana la miraba y eso le daba fuerzas para ir al colegio, estudiar mucho y pensar que algún día ocurriría lo que el pequeño delfín Tonino le había prometido.


Y así, con el paso del tiempo, Carmen se convirtió en una gran historiadora y exploradora submarina. Nunca olvidó las palabras de Tonino y siempre llevó consigo la cuchara de plata, símbolo que, con esfuerzo y dedicación, los sueños pueden hacerse realidad.

LA BALLENA Y LOS AMIGOS DEL OCÉANO


En las costas de Chile, donde las olas del Pacífico acarician la arena, vivían dos amigos muy especiales: Tonino, el delfín, y Humbol, el pingüino. Tonino era un delfín juguetón y curioso, mientras que Humbol era un pingüino soñador y tranquilo.


Una tarde soleada, mientras jugaban con las olas, comenzaron a charlar sobre sus nombres y sus diferencias.


Tonino: “¿Sabes, Humbol? Me llamo Tonino porque a los delfines en Chile se les llama toninas. Somos mamíferos, lo que significa que nacemos del vientre de nuestra madre y nos alimentamos de su leche cuando somos pequeños.”


Humbol: “¡Qué interesante, Tonino! Yo me llamo Humbol porque vivo en la corriente de Humboldt, una corriente fría que recorre las costas de Sudamérica. A diferencia de ti, yo soy ovíparo, lo que significa que nacemos de huevos que ponemos en la tierra.


Tonino: “¡Vaya! Nunca había pensado en eso. ¿Cómo es vivir en una corriente fría?”


Humbol: “Es refrescante y lleno de vida. La corriente de Humboldt trae muchos nutrientes, lo que hace que haya abundancia de peces y krill, mi comida favorita; Te puedo decir que el nombre de esta corriente se debe al explorador alemán Alexander von Humboldt, ya que este realizó importantes estudios científicos de este maravilloso rio marino ¿Y tú, ¿cómo es vivir en el océano abierto?”


Tonino: “Es emocionante. Nos encanta nadar rápido y saltar fuera del agua. También somos muy sociales y vivimos en grupos llamados manadas. Nos comunicamos con sonidos y saltos.”


Humbol: “Nosotros también vivimos en colonias grandes, especialmente durante la temporada de cría. Aunque no podemos volar, somos excelentes nadadores y buceadores.”

Mientras seguían jugando con las olas, Tonino y Humbol se dieron cuenta que, a pesar de sus diferencias, tenían mucho en común. Ambos amaban el océano y disfrutaban de la compañía del otro.


Tonino: “Me alegra que seamos amigos, Humbol. Aprendo mucho de ti.”


Humbol: “Y yo de ti, Tonino. Es maravilloso cómo el océano nos une a todos, sin importar nuestras diferencias.”


Y así, entre risas y juegos, Tonino y Humbol continuaron su amistad, explorando juntos las maravillas del océano y aprendiendo cada día algo nuevo



 
 
 

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