LIDIA MANSILLA VALENZUELA
- entre parentesis
- 8 may
- 3 Min. de lectura

AMASIJO DE MI TIEMPO (LEYENDO A GABRIELA MISTRAL)
FRAGMENTO
-1
Piececitos azulosos de frío conocí en los años niños, y leí de un velloncito
el que más tarde adornó mi cama.
La sonrisa de una madre abandonada se apoderó de los sueños
me hiciste guardiana de las flores y cumbres.
2
Cuando a pie firme iba por las horas me hice amiga
de las golondrinas volamos por el espacio patria
conocí la gente oscura
y la pobreza de mi tierra.
Una me contó del miedo de hacerse princesa o reina
que las mujeres en jaula solo conocen dolores.
Quizás esas alas
se quedaron y dancé junto a tus amigas Rosalía, Ifigenia
Lucila y Soledad.
unidas a ellas giramos con Ester, Elena y Adelina
en la ronda universal de la paz.
Fuimos reinas de colinas y mares de la poesía y sol
juntas bajamos del cerro
y vadeando el rio danzamos a orillas del mar.
3
Y es en la media noche cuando el Niño Dios llega
lo saludan, las aves, los animales, el bosque
y las flores se inclinan
despidiendo sus olores,
el viento acomoda las pajitas para darle calor.
El universo se arrodilla y al niño Dios adoraban. a esta ronda vino
la albahaca del cielo
la salvia, la menta, el cedrón todos vinieron a la ronda
a olorizar al Niño Dios.
4
Se adueñó de la tierra la sabiduría cuando asomaron las doñas
doña remedios, doña primavera inundaron de aromas, sabia y matices.
Las aves andinas sobrevolaron nuestro hogar
un mensaje del azul traía
todo se hiso cómplice de sabores
ofrecimiento y resurrección.
La tierra se vistió de gala fertilidad, fiesta y goce
doña primavera ha vuelto a jardinear, volvió a tejer,
repasar el idioma siguió preguntando
que más hay para aprender.
Y buscó pistas bajo el sol
en el pueblo era verano.
5
Eterna poetisa entiendo tu angustia al preguntarte dónde los hombres pusieron el amor
el mío también está bajo tierra no he ido a dejarle una flor.
Te diré maestra que le cegaron la vida
una tarde de julio
las balas fragmentaron su respirar y la tierra se volvió enfermera en el canto de la búsqueda
de unos besos que nunca vendrán.
Mi amor es calmado, dices intenso y noble,
no hay en él ni falsedad ni perfidia, así también era el mío
de quince años, de playa, mar y sol entonces los días olían a primavera a poleo, a menta y girasol.
6
Se nos cambia todo es el término del tiempo el fin de las nostalgias
el cierre de la cerca donde guardo la ternura.
Se marcha en gotas partidas la angustia de la ausencia, pasa de mi cara, la tersura
y los poemas se hacen nostalgias se marcha de ti, de mí, la memoria.
No hay quien guarde el perfumero de la primavera
entre tus brazos se adormece la infancia
y la adolescencia se niega a irse del alma.
Las calles de tierra, el cemento, todo se va
lo único que tuve
el amor de la adolescencia
ese que fue de besos apretados y huidizos.
El tiempo se va ajeno por la vereda del frente Y pasar le veo.
7
Los versos se duplican, se escurren en borrasca a veces cansados.
otras, golosos y llenos de embelesos, ahora enmohecidos por la distancia.
Son tranque colmado de dulzuras veraniegas nostalgias de invierno
florezco diagramadora oculta
tras las páginas de otoño.
Las palabras se miran en silencio se incrustan en mi cuerpo
se hacen lumbre amasijo total del tiempo.
¿Dónde empieza la realidad?
Si busca en tus labios la hondura de la vida Si un beso tuyo tiene eternidad.
Qué habría pasado
si él hubiere oprimido tus manos entreteniéndolas en las suyas siempre averiguo qué habría pasado si el amor se hubiese hecho carne.
¿Dónde concluye la fantasía?
Si igual se habrían llenado muchos crepúsculos en los brazos de la poesía
y las palabras en qué tinaja se habrían quedado ocultas, el sepulcro estaría vacío
y tu vientre abultado rezongando penurias, quizás desiertos
eso de la soledad acompañada.
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