ANTONIO RUIZ PRETEL (España)

Nació en Madrid. España en el 1954, ecologista, trabajó en el Sistema Nacional de Salud en destinos rurales durante 40 años. Alcalde del Municipio de Arenas. Málaga durante dos legislaturas. Presidente de la Cruz Roja de Vélez Málaga

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TODOS SOMOS IMPORTANTES EN EL GIMNASIO.

El Balón Medicinal abrió los ojos y rodó lentamente hacia el centro del gimnasio. “¿Qué pasa aquí? ¡Me habéis despertado! ¿Por qué tanto alboroto?” La Mancuerna suspiró. “La Bicicleta Estática dice que está aburrida, que no le gusta lo que hace.”

Desde el fondo del gimnasio, una Pesa de cinco kilos observaba la escena con resignación. “Vaya… Esto va a ir para largo.”

La Bicicleta suspiró. “Estoy deprimida. La gente se aburre conmigo, no me eligen para sus entrenamientos emocionantes como las pesas o las cintas.”

La Cinta de Correr se acercó con confianza y le dio un leve empujón

motivador. “Pero ¿qué dices? ¡Eres magnífica! Trabajas principalmente los músculos de las piernas, pero también glúteos, abdominales, brazos y espalda. ¡Eres esencial para entrenar un buen cuerpo!”

El Balón Medicinal rebotó emocionado. “¡¿Has oído eso?! ¡Un buen culo!” Todos los aparatos estallaron en carcajadas. “¿De verdad creéis que soy importante?” Dijo la bici.

La Máquina de Remo, que llevaba toda la noche sin moverse, finalmente dio un leve tirón a su cuerda de resistencia y dijo: “Sí, claro que sí. El entrenamiento no es solo fuerza. Es resistencia, coordinación y superación.”

Los aparatos comprendieron algo fundamental: cada uno tenía su propio propósito, y juntos creaban el gimnasio perfecto.

Desde esa noche, el Gimnasio nunca más fue un lugar aburrido. Se convirtió en un espacio donde cada aparato brillaba con su propia utilidad, y donde la diversión y el entrenamiento iban de la mano.

EL SECRETO DE LA MOCHILA MÁGICA

Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de perales, una niña llamada Clara que amaba trepar a los árboles y soñar con mundos lejanos. Un día, mientras descansaba en la rama más alta, encontró una mochila olvidada entre las hojas. Era una mochila especial, tejida con hilos de luz de luna y adornada con risas de estrellas.

Clara descubrió que la mochila tenía un secreto: podía llevar infinitos tesoros, pero solo si eran ligeros como la brisa. Así que llenó su mochila con carcajadas, abrazos cálidos, historias fantásticas y el dulce aroma de la aventura.

Con cada paso que daba, Clara hablaba con las piedras del camino, aprendiendo de ellas y dejándolas atrás, sin peso en su espalda. En su viaje, encontró problemas que parecían montañas, pero con una sonrisa y una palabra amable, se transformaban en amigos que la ayudaban a seguir adelante.

La mochila mágica le enseñó que la vida puede ser un cuento de hadas, si eliges llevar en tu corazón la ligereza del amor, la sorpresa de lo desconocido y la valentía de una niña que trepa a un peral.

Y así, Clara viajó por el mundo, su mochila siempre llena de magia y su corazón ligero, demostrando que lo más valioso no es lo que llevamos, sino cómo lo llevamos