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Foto del escritorentre parentesis

Actualizado: 12 sept 2022

Fue todo un desafío

Mirarte de lejos

Una odisea caminar tu ausencia

A sabiendas

Que transitaba sobre los escombros

De tu perfume que aún vivía


Tengo la certeza

De que nadie entiende

Estos embrollos


Y lo más probable

Es que sean los causantes

De un poco de locura

Que va circulando por la sangre

Por eso en ocasiones me aparto

Para no morir con la gente


También a veces

Por esos menesteres inconstantes

Las almas navegan solitarias

Con sus propias gaviotas revoloteando

En el interior de sus retinas


Dos pequeños mundos

Para mirarte

Y reorganizar cada molécula tuya

En su perfecta forma


Sagaces

En sus sombras

Indiferentes,

Pero amorosas


Como habilidosas serpentinas en el aire

Van tejiendo tu nombre.

Y tu recuerdo

Va apareciendo

Como una pequeña brasa

Apartada del fuego

Que a pesar de todo,

Aún arde


Tus mares son inquebrantables

Solo para no dejar envejecer al tiempo

Así como la última ola

Que insistía en besar tus pies

Tan solo para que no la olvides


Y en sus bellos resabios

Amontonados en la arena

De hermosos ruidos quejándose

De dichas y encantos

Presurosos por alcanzarte


Todavía lloran tu ausencia

Todavía con el viento

Se van desgranando

Y suben al cielo

Porque...

Todavía quieren amarte


En segundos como estos

La comprensión del mundo

Es un tanto escasa

Atada en los rincones

De los sótanos descerebrados


En tanto,

Caminando a solas

Por la orilla húmeda

Quedan tus huellas

En los atardeceres

De una playa solitaria


Todo esto me hace tener la convicción

Que la locura

Viene y va según la nostalgia

Que suelen cargar las gaviotas

Cuando se lo dicta el alma


Cuando se lo susurra el viento

Y de la nada viene la angustia

Con su pequeño manto de calma

Encerrada en una breve caminata

En una breve pero profunda mirada


Es la hora del taciturno

Con su pensamiento perdido

Con su corazón quebrantado

Cuando se desvanece el horizonte

Lleno de llamaradas envolventes

Que parecen involuntarias

Entendiéndolo todo,

Pero sin decir nada


Pienso en la piedad

Que se aproxima

Te sostenía

Como se sostienen

Los pensamientos en el aire

Con tanta compasión y amor

Con tanta ternura


La misma ternura que depositaste

Cuando anclaste tus ojos al cielo

Y como dos bolas de fuego

Quedaron prendidos

En el universo

Como luminarias incandescentes

De esa forma levitan invisibles

Los tiernos aromas

Que se desprendían de la tierra

Solo por ti


Y ese era su máximo regalo

Para tocarte el alma

Y hacerte inolvidable


Así seguías presente

Aún cuando la dura realidad

No me habla de cordura



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Foto del escritorentre parentesis

Actualizado: 30 jun 2022

Alguna vez,

¿Te dije que te quiero?


En el poco tiempo

Que el destino nos condujo

A estar frente a frente


¿ Acaso tuvimos la opción

De emitir aquella frase ?


Creo que estabamos conscientes

Que no había tiempo


Éramos tan solo

Dos brisas

Serpenteando sus anhelos

Entrelazando

Pequeños momentos


Solo con estar juntos

Bastaba para querernos


Aún siento tu mano

En mi mano

Y aquel invisible nudo

Que hizo el viento


Aferró tu alma a la mía.

¡ Aún siento tus besos !


Con esa caricia calida

Que llega de improviso

Y su diminuto huracán

Sobre mis labios

Que viene y va

Como un dulce juego


Bajo la lluvia ardorosa de tu boca

Que estremeció mi pecho

Con aquel respiro constante

Palpitando tus miedos

Alzando nuestros sueños


Ah, pequeño ángel travieso

Aún siento tu aliento

Que me lleva de golpe

A la arboleda sagrada

Bajo un inmenso cielo


Donde se quedó tu alma

En el seno de lumbreras

Inclaudicables

De farolas temerosas

Que no quieren olvidarte


Porque han arrojado

Todo su espíritu

Sobre el tramo

De una calle solitaria

Que nace y muere...

Y siempre se dirige

En torbellino violento

Hacia al centro de los bosques

Que susurran tu nombre

Con un suave,

Te quiero...


¡ Oh, Imaginaria !


¿ Dónde están

Tus labios

Llenos de agua ?


¿ Dónde están tus ojos,

Que no quieres mostrarme ?


Impregnados quedaron

En los troncos azules

Que aquella noche

Inventó el universo

Y los pintó para siempre

En un rincón deshabitado del cielo


Los aromatizó de tal manera

Que ahora cargas

Con olor a tierra húmeda

A semillas dulces

Y fragmentadas

Erosionadas

Por la mano del tiempo

Que rompe la tierra


Porque toda razón perfecta

Se alineó con un trozo de la galaxia

Y ordenó por un instante

Todo este mundo en caos

Solo para ti


Porque no había tiempo


Entonces cada instante

Te dio el balance perfecto

Para que tu pelo

Se moviera como el fuego

Así como los alborotados pétalos

Que tiene la rosa


Así...

Así eras perfecta

En comunión directa

Con la primera hoja

Del árbol más grande

Que protegía tu mirada


Perfecta

Como las trémulas luces

Que anidan

En la diminuta ciudad

Que saluda frente al mar


Cuando suelta su misterio

En pequeños hilos de plata


Y su nado nervioso

Tranquilizan a la bullada gravedad

Que posee el universo


Allí posaste tu mirada de horizonte

Cuando miles de estrellas

Acariciaban tu vientre

Que dejaste escapar

Convertidas en mariposas blancas


Dime...


¿ Hay algo más dulce que eso ?


El descubrir tu propio centro

Me abduce a tus entrañas

Donde me precipito

Hacia tu sangre misma


Y pequeñito

En el interior de tus venas

Recorro tu cuerpo

Hasta gravillar el centro de tu corazón


Mi niña,

Aún siento tus ojos

Que hurgan en mis ojos

Cuando todo el crepúsculo tiembla

Al darse cuenta

Que son tan hermosas

Las rosas que me entregas

Y a su vez,

Se tornan tan frágiles las primaveras

(Que se van y no regresan)

Mi amor....


Alguna vez,


¿Te dije que te quiero?


¿Acaso tuvimos tiempo?


(Lo nuestro fue,

Tan efímero y profundo

Tan sutil y verdadero

Como el ruego de una mariposa

Cuando va despidiéndose,

De la última ráfaga de viento)





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Foto del escritorentre parentesis
La noche llegó sin palabras
Sigilosa
Cómplice con sigo misma

Te presentó 
Con su manto estampado 
Llena de estrellas perfumadas

Y eras la princesa iluminada
Por luciérnagas coronas en ti

Como diademas
De exquisito fulgor
Que marcaban la diferencia 

Entre un ser terrenal
Y la figura pletórica 
De una empoderada Diosa
Con la cual 
Sin temor caminabas

Entonces, 
La ninfa de los bosques
Cedió su espacio
Ante tal criatura celeste

La noche llegó inquebrantable
Muda
        Observante
Hurgando en los detalles 

Inspeccionando cada paso
Absorta en los que haceres 
Quizás mínimos 
Tal vez exiguos para algunos 

Para otros, 
Hasta extravagante
En su exquisita normalidad
De rictus noctambulos
Incrustando
Los más tiernos, 
                         Dulces
Y silenciosos placeres

Pulcra en su obscuridad
Como pulcra es la montaña 
Que libera sus secretos 
A medida que la enamoras 

Celosa 
Porque cada movimiento tuyo 
Solo tenía
                El propósito
De una razón determinada
Por sus entrañas rocosas
Piadosas en sus sombras
Como gemelas multiplicándose  
En un espejo infinito 

Poniendo a tus pies 
Gemas de inigualable ternura 
Diamantes que excedían la  hermosura 
De su propia naturaleza 

Y tú, 
Eras al mismo tiempo 
La abanderada
Del amor y la nostalgia 
De lo sutil y lo superfluo 
De la efímera noche eterna 
Y su canto adverso

Sin mucha parafernalia inservible
Solos tu y yo
Iniciando el primer encuentro 
En el campo
De lo netamente sagrado
       Del amor más sublime
       Silencioso y perfecto 

La noche llegó sin palabras 
Cauta
         Y determinada
Sin miramientos de ninguna clase
Entregando
Las sutiles armas del asecho
En las manos del verdugo 
      Lacerando el corazón 
      Mutilando la esperanza

Arrojándome a la soledad misma
Coartando el tiempo
Arrebatándote
Con el amor en las entrañas

Con todo y nada... 

La noche llegó 
                      Sin palabras... 
Para llevarte lejos 


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